lunes, 13 de julio de 2009

SUSTENTABILIDAD DEL PARQUE NACIONAL HUERQUEHUE

Erg Rosenmann
Ingeniero Forestal
Presidente Comité de Protección de Tinquilco – 2008


Se ha detectado que la principal debilidad del manejo de uso público para las áreas protegidas chilenas es el proceso de planificación y control de la visitación a los ecosistemas representativos que resguarda y protege el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (Encuentro Ecoturismo, CEPAL 2001). El Parque N. Huerquehue es un ejemplo emblemático.
Las cifras nacionales algo indican: el Parque representa un 0,083% de la superficie del SNASPE, (12.500 has de casi 15 millones de hectáreas) mientras que sus visitantes representan un 1,66% (20.000 y 1.200.000 visitantes respectivamente), es decir supera en 20 veces la visitación promedio nacional. En otra perspectiva, el nivel de atracción del Parque en visitantes por superficie es de 2 visitantes por hectárea y a nivel nacional es de 0,067. En específico se analizan a continuación dos temas respecto del uso público del Parque:
1. El sector o cuenca Tinquilco, compuesto sobre todo de propiedades privadas, define en gran parte el modo actual de visitación del parque, por ser el único y estrecho acceso vehicular de vía pública y servidumbre privada al Parque. Desde hace algunos años la presión turística amenaza la integridad y sustentabilidad del Parque, más aun bajo las condiciones desfavorables de escasez de recursos de CONAF y de habilidades proactivas de la administración del Parque. Sin embargo este año 2008 la impresión generalizada de la comunidad de Tinquilco y eco-turistas es que dicha presión sobrepasó su límite. Hubo un daño evidente a los caminos y senderos de acceso, y una insuficiente atención y recepción de visitantes de parte de la administración del Parque (en entrega de información e insumos para el visitante, en facilidades para la interpretación, control de impactos sobre los recursos atractivos, manejo de los visitantes etc), que vulnera seriamente la adecuada calidad de la experiencia turística de los visitantes y adicionalmente a la comunidad aledaña residente tanto de 2ª residencia como oferentes de servicios turísticos.
La situación es de real riesgo al considerar la fragilidad del paisaje. Según una memoria de Título, la fragilidad visual fuerte y severa del Parque es de 50,6% y 25,7% respectivamente. Asimismo, cabe ponderar que el área Parque de la cuenca de Tinquilco aparece asociada mayormente a una fragilidad visual severa y el resto en categoría fuerte.
Si a esta situación no se le pone freno, pronto podrá registrarse un quiebre de la tendencia actual de aumento de visitantes al Parque, simplemente por insatisfacción con la calidad de la experiencia. Esta situación fue pronosticada ya por expertos de la Universidad de Chile (Carmen Luz de la Maza entre otros) y de la Región, quienes advierten la declinación de visitantes sobre las 20.000 personas por año.
El Parque no esta siendo manejado de forma que los impactos negativos sean los mínimos posibles, de ahí el interés y la necesidad urgente por identificar la máxima intensidad de uso permisible a la capacidad de carga del Parque. Un estudio básico de capacidad de carga del Parque sería la primera medida que debe tomar CONAF para confirmar la realidad aparente y simultáneamente, poner un límite provisorio de capacidad de carga de visitantes y vehículos para el próximo año 2009. Desde luego, su desarrollo debiera contar con el apoyo de universidades regionales y comunidad aledaña más afectada.
2. No se vislumbran consideraciones estratégicas de CONAF a este diagnóstico determinante de capacidad de carga, ni respecto de las condiciones o alianzas necesarias para viabilizar una propuesta ecoturística ambiental y económicamente sustentable del Parque en su conjunto.
Para asegurar la sustentabilidad del Parque se requiere planificar estratégicamente la situación. Según las Áreas de Desarrollo planteadas en el Plan de Manejo, el área de uso intensivo Tinquilco destinada a la administración y uso recreativo turístico, es de tan solo 8,7 has. En contraste, el Parque posee un segundo sector muy extenso, también de uso intensivo, denominado Cañadón del Río Renahue que posee 139 has de superficie. Su área de uso público actual asociada, posee atractivos naturales de gran diversidad y calidad (orografía, lagos etc.), sin embargo, la mayor parte está inexplorada o subutilizada.
El surgimiento del eje y parada turística Renahue puede prevenir en el mediano plazo mayores presiones por el uso público al área de acceso de Tinquilco y potenciar los distintos atractivos naturales y recreativos del Parque que hoy no se aprovechan. Una estrategia que por un lado, proyecte este sector como un eje de comunicación con Tinquilco, Río Blanco y Caburgua, como salida de largo plazo a la concentración progresiva del desarrollo ecoturístico de la cuenca de Tinquilco y la excesiva carga de visitantes a las zonas de uso extensivo e intensivo asociadas (playas y aguas servidas del lago, camino público a Tinquilco, camino servidumbre después del acceso al Parque, senderos Quinchol, Los Lagos, San Sebastián).
Al contrario de lo que algunos puedan pensar, mantener un único acceso vehicular amenaza los objetivos de biodiversidad y uso público, y la viabilidad económica de eventuales proyectos de servicios ecoturísticos concesionados o del Estado.
En efecto, para lograr un giro paulatino del crecimiento turístico del parque desde la zona de uso intensivo Tinquilco hacia la zona de uso intensivo Renahue, se requiere de iniciativa política que permita concurrir a las instituciones públicas y se convoquen a las privadas en alianza estratégica para realizar las gestiones para un segundo camino de acceso al Parque que ingrese directamente a la zona de uso intensivo Renahue.
Una primera posibilidad de menor costo sería abrir un acceso a Renahue por el camino que bordea el lago Caburgua cuya construcción está anunciada para 2009-2010, o bien un acceso de mayor costo, desde la Ruta Interlagos ya habilitada por el MOP (Ruta del Pehuén, sector Reigolil), por el costado oriente del Parque.

LA PAVIMENTACIÓN DEL ACCESO AL P.N. HUERQUEHUE

Borrador de Discusión para Elaborar Estrategias a Seguir, junio de 2009


La posibilidad de pavimentación del acceso al Parque, es una situación coyuntural que demanda asumir tres condiciones relevantes para la conservación del Parque: La capacidad de carga de visitantes, la regulación de todas las zonas aledañas de amortiguación y la descongestión del acceso al Parque. Es decir, más allá de una amenaza, es una oportunidad para atender y actuar en torno e estos grandes temas.

1. En primer lugar habría que analizar y evaluar si existen otras alternativas de mejoramiento de acceso al Parque. Al respecto, conviene rescatar una propuesta del Comité Tinquilco sobre sustentabilidad del Parque basado en un nuevo acceso por Renahue, bastante menos onerosa, de menor impacto ambiental y de proyección para el desarrollo ecoturístico del Parque (ver doc. “Anexo, Sustentabilidad del PN Huerquehue y Acceso por Renahue”). Desde luego, ello implicaría una inversión adicional en infraestructura de acceso de parte de CONAF.
La gestión necesaria de análisis y evaluación serían:
- Analizar esta posibilidad con la dirección regional de CONAF y eventualmente con la Municipalidad de Pucón.
- Elaborar una propuesta técnica, económica e institucional (C.C., CONAF y Muni), de esta inversión alternativa para presentarla a Vialidad del MOP.
2. Al mismo tiempo, previendo el desapruebo anterior, avanzar en el estudio de los términos y alcance del Estudio de Impacto Ambiental de obras viales de acceso a Áreas Protegidas del Estado y específicamente P.N. Huerquehue
- Pedir entrevista conjunta a CONAMA y Vialidad para informarse de precedentes en la materia y posibilidad de incluir un estudio de capacidad de carga de visitantes que determine la viabilidad o condiciones de construcción y operación de la obra vial.
- Elaborar una propuesta de supresiones, mitigaciones y compensaciones básicas y mínimas a los impactos ambientales del Proyecto. Presentación de Solicitud de compromiso de Vialidad-MOP para incluir un estudio de capacidad de carga en el EIA y entrega de la propuesta de mitigación de impactos.
3. La aprobación y ejecución del proyecto puede tardar más de un año, de modo que será conveniente adelantar una estrategia de exploración y financiamiento de estudio de carga de visitantes.

PARTICIPACIÓN DEL CONSEJO CONSULTIVO EN SEIA Y DECISIONES, UNA VEZ APROBADA LA MARCHA DEL PROYECTO

1. La Ley 19.300 de Bases de Medio Ambiente da el derecho de consulta a la ciudadanía a través del ingreso de un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Se trata de un periodo legal de 90 días para la participación ciudadana en donde organizaciones con personalidad jurídica y personas naturales pueden presentar sus observaciones a los proyectos ingresados al SEIA. Este mecanismo puede ser de completo provecho para incidir en el acceso regulado al Parque y zona de Tinquilco, si se actúa eficiente y efectivamente. En efecto, la experiencia y la práctica dicen que el mecanismo SOLO resulta cuando la ciudadanía está en condiciones de analizar de forma crítica y constructiva el proyecto presentado. Esas condiciones son:
- La comprensión y unidad de criterios de la comunidad participante en torno al desarrollo sustentable del lugar (local).
- Contar con las experticias técnicas
- El tiempo necesario de trabajo de los dirigentes, o en su defecto los recursos financieros para derivar parte de la gestión a terceros.
Será necesario entonces evaluar las debilidades y fortalezas del CC respecto de estas condiciones.

2. Dado que las observaciones de la comunidad no son vinculantes, suelen diluirse en medio de la estructura de decisiones de los organismos públicos relacionados, que deciden sobre el proyecto en la instancia de Consejo Regional de Medio Ambiente (COREMA) presidido por el Intendente Regional.
El Consejo Consultivo del Parque como mecanismo especial, sin personalidad jurídica, pero de consulta para la comunidad aledaña y organizaciones interesadas en el Parque debe ampliar la convocatoria y considerar formas adicionales de influir y persuadir a las autoridades sobre sus planteamientos.